UNA
REALIDAD EDUCATIVA PARA CONTAR CON MAS EDUCACION, MEJOR EDUCACION, NUEVA
EDUCACION.
Por:
Marcial Herrera Sullcani
Es
pues, muy preocupante, desde el punto de vista cotidiano, seguir haciendo lo
mismo y esperar que los resultados sean diferentes. Si deseamos que la
educación boliviana responda a criterios de calidad se hace necesario contar
con políticas, teorías, instrumentos y, sobre todo, una mentalidad diferente a
las actuales, de lo contrario seguiremos mirándonos el ombligo y contemplando
nuestro pasado pensando que todo está bien, aunque con algunas “fallas” pero
todo está bien y podremos continuar dando vueltas en el centenario círculo de
nuestro confort, con algunos ajustes o reformitas que habría que hacer.
Mientras
seguimos así, otros países están avanzando a pasos agigantados en su desarrollo
científico y tecnológico, están abriendo mercados para sus productos y están
buscando bienestar para su población, procurando cerrar el círculo virtuoso de
mejor educación, mayor desarrollo, mejores ingresos estatales y sociales y
mayor bienestar en la población.
Mientras
que estos países están pasando de la era del conocimiento para entrar a la era
del concepto, nosotros recién estamos pensando como entrar a la era de la
industrialización de nuestras materias primas y, a nivel agropecuario andino
queremos tener seguridad alimentaria con base en el arado egipcio comunitario.
Asimismo
echamos culpa de nuestra situación al imperialismo, al capital internacional,
al mal tiempo, etc., no asumimos nuestra responsabilidad en materia educativa y
el déficit de la educación se sigue acumulando cada año. Una lucha real contra
todo tipo de dominación externa, imperial, no puede basarse en eslóganes
emocionales vacíos de contenido, sino que esa lucha debemos enfrentarla con
dignidad, de igual a igual, en las definiciones económicas y tecnológicas y no
en las calles con estribillos estridentes. La lucha contra toda forma de
dominación también debe concretarse haciendo que nuestros niños tengan mejor
educación, ampliando mercados para nuestros productos, desarrollando y
vendiendo ciencia y tecnología al mercado nacional e internacional. Cuando
estemos a ese nivel podremos mirarlos cara a cara y poner nuestras condiciones
en una relación de pares, no de subordinados.
El
desarrollo de la ciencia y la tecnología ahora es más vertiginoso de lo que era
hace 50 años. Se calcula que en estos últimos 20 años hemos avanzado en ciencia
y tecnología lo que la humanidad avanzó en dos siglos y esta velocidad tiende a
aumentar, no a disminuir. Hace 20 años se hablaba del rezago de los países “en
desarrollo” frente al avance de los países altamente desarrollados y, año que
pasa, ese rezago se hace más grande, pero también han habido países que han
sabido neutralizar ese rezago y disminuir los índices de pobreza en sus países.
En
nuestro país, muchos de los esfuerzos por modificar la situación de la
educación han tenido un tinte exageradamente ideológico o político y no siempre
pedagógico que vaya adscrito a una visión de desarrollo nacional. No tenemos un
norte claro, seguimos impulsando políticas extractivistas y, demagógicamente,
seguimos proponiendo la industrialización de nuestras materias primas sin
contar con un Plan estratégico de desarrollo nacional y una tecnología
desarrollada. Entonces, al igual que Alicia en el país de las maravillas, si no
sabemos dónde ir, todos los caminos parecen buenos.
Reconocer
nuestras limitaciones y situación deficitaria no es mala, al contrario, es
necesario y es un imperativo hacerlo para, a partir de ello, ver con mucha
humildad y dignidad donde estamos, cual es el estado educativo de nuestros
niños y ver por donde debemos atacar para resolver los problemas. De igual
manera debemos tener la valentía de reconocer el déficit educativo que venimos
arrastrando hace años, las deficiencias que tenemos, la mala calidad de nuestro
servicio y comenzar a remediar la situación, por ello las políticas educativas
del gobierno deben ser claros cosa que nos permitan tener una visión diferente
de abordaje de la educación de nuestros niños, niñas y jóvenes en nuestro país
que, por cierto, merece un mejor destino.
BIBLIOGRAFIA:
José,
M. Hernández, Díaz Miradas pedagógicas
de Bolivia
UDAPE
Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas
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